Ejercicios Espirituales 2014

Del 2 al 5 de agosto

 

La pasada primera semana de agosto nos reunimos un pequeño grupo en las Rositas, en Roquetes (Tortosa), para realizar lo que ha sido algo muy especial, los Ejercicios Espirituales. Han sido unos cinco días llenos de muchas experiencias y sentimientos enfrentados; unos días de desconexión, escuchar y contemplar; unos días que serán difícil de olvidar y que marcarán mi camino a lo largo del año.

Esta experiencia la he compartido con personas maravillosas, con las que el convivir en la enorme casa de las Rositas, ha sido muy fácil y enriquecedor. Este grupo tan especial estaba compuesto por cuatro «ejercitantes», Montse, María, Sara y un servidor (Ricardo); cuatro novicias, Toñi, Mari Ángeles, Micaela y Gracia; una postulante, María Rosa; y nuestra Madre Maestra y guía de Ejercicios, Maribel. Cada uno de nosotros hemos aportado nuestra característica especial que han hecho de estos días algo mágico, creando un ambiente estupendo para dejarse hacer y escuchar a Dios.

Los Ejercicios Espirituales son algo que asusta un poco, que te llena de incertidumbre, y que al principio rechazamos, porque estar en silencio físico e interior es muy difícil… Pero creo que es importante dar el paso y atreverse a tener una experiencia como esta; o al menos lo ha sido para mi. Esta era mi segunda vez que hacía Ejercicios. Ya había estado en los Ejercicios de 2012 que también organizaba el movimiento, y la verdad fue una experiencia que cambió mi vida y me hizo valorar y amar lo que hoy vivo con todo mi corazón, el ser Consolación para el Mundo.

Pues así, con muchas ganas y entusiasmo por revivir aquello que me marco tanto, me disponía a irme de nuevo de Ejercicios; pero unos días antes tras un fallecimiento de una persona muy querida para mi, me cuestionaba el viajar y dejar a mi familia. Pero algo en mi necesitaba ese tiempo de desconexión que no sabía cómo, me calmaría lo que surgía en mi interior. Y he de decir que como en 2012 estos cuatro días han cambiado de nuevo mi vida, han calmado mi incertidumbre, y me han hecho valorar aquello que tengo y vivo, para recorrer así el camino que aún tengo por delante, con mucha fuerza y ganas de cambiar mi pequeño mundo.

Son muchos los frutos y proyectos que han surgido en estos días, donde las horas se comprimían y la noción del tiempo se perdía, que iré compartiendo en futuras ocasiones. He de agradecer, y creo que lo hago en nombre de los demás compañeras de ejercicios, a Maribel, por ofrecernos su tiempo, a las novicias, toda su experiencia y esas maravillosas charlas y momentos en los que disfrutábamos con sólo escuchar.

 

Hay muchos momentos que me guardaré en mi corazón y que han significado mucho para mi, pero los momentos compartidos con el grupo junto a la madre, la oración en la tribuna, la noche de película del Padre Hurtado y la reflexión final en la azotea son los que recordare con una gran sonrisa.

Espero que esta vivencia sea un punto de inflexión en mi vida, en mi relación con Dios y con los hermanos, y sepa continuar viviendo y trasmitiendo esa Consolación que llevo dentro de mi, al mundo que tanto queda por construir.

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Ricardo Campos

r.Com