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IMG_2838Experiencias del Viaje a Eslovaquia y Cracovia con motivo de la JMJ 2016

El pasado mes de julio del 2016 un grupo de 30 personas del Movimiento Consolación para el Mundo y la Familia Consolación realizaron un viaje para participar en la Jornada Mundial de la Juventud convocada por el Papa Francisco en Cracovia (Polonia)

Jóvenes del Movimiento, Hermanas y Laicos vivieron una experiencia única donde tuvieron la oportunidad de profundizar en la vivencia del Carisma Consolación y en el Ser Iglesia junto a miles de jóvenes.

Algunos de ellos nos cuenta su experiencia en este gran viaje , resumiendo todo lo que juntos han vivido.

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Una de las vivencias que guardaré en mi corazón es la vigilia, que fue muy conmovedora. El Papa nos dijo “Amigos, Jesús es el Señor del riesgo, el Señor del siempre «más allá». Jesús no es el Señor del confort, de la seguridad y de la comodidad. Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados, por caminos que abran nuevos horizontes, capaces de contagiar alegría”

La misericordia de Dios tiene un rostro siempre joven y es ahora cuando debemos llevarla a nuestro entorno, nuestros hogares, nuestros amigos…

Silvia Soler
COM Villacañas

Cuando decidimos realizar este viaje no sabíamos lo que iba a suponer en nuestras vidas, pero al llegar a nuestros respectivos hogares nos hemos dado cuenta de que algo ha cambiado en nosotros.

13668989_1285535974804571_8310440158125371649_nNuestro viaje comenzó en Eslovaquia, donde estuvimos alojados en la ciudad de Zilina, con las hermanas de la consolación. Allí, realizamos diversas actividades, como realizar una ruta por preciosos paisajes, visitar el campo de concentración de Auschwitz, pero la que más me emocionó fue el día que hicimos voluntariado. Nos dividieron en 3 grupos, uno fue a jugar al futbol con gitanos, otro a dar de comer a transeúntes y el grupo al que yo pertenecía se dedicó a animar mediante bailes y tradiciones españolas a personas sin hogar. Llegamos asustados, con miedo, pero poco a poco fue como si más que nunca allí estuviera la presencia de Jesús, no podíamos conversar por la dificultad del idioma pero muchas veces una sonrisa basta para entenderse y comprender que todos podemos llevar misericordia a los demás.

Llegó la hora de partir a Polonia, donde nos esperaba una gran aventura.

La ciudad donde nos alojamos estaba a hora y media de Cracovia pero durante tantas h de transporte conocíamos a numerosos jóvenes que nos explicaban que hacían en aquel lugar, no importaba el lugar de procedencia, el idioma, era como si el motivo por el que estábamos allí nos uniese tanto que nos conociéramos de toda la vida, ese motivo era la fe.

El Papa llegó a Cracovia, y ese mismo día le vimos muy cerca montado en el Papa móvil, era la primera vez en mi vida que veía al Pedro de nuestro tiempo, estaba muy emocionada. Nos dio su bienvenida. Sus palabras, acompañadas del ambiente nos emocionaron.

Sin darnos cuenta llegó el día que nos tacaba vivir intensamente aquel ambiente, es decir hacer noche con 2 millones de jóvenes más para disfrutar de la vigilia y la misa del día siguiente ofrecida por el Papa. Para mí la vigilia fue muy conmovedora, el Papa nos dijo “Amigos, Jesús es el Señor del riesgo, el Señor del siempre «más allá». Jesús no es el Señor del confort, de la seguridad y de la comodidad. Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados, por caminos que abran nuevos horizontes, capaces de contagiar silviaalegría” estas palabras me hicieron pensar que ahora más que nunca debemos cambiar el sofá por zapatos, caminar hacia el futuro y conseguir nuestros objetivos con la ayuda del Señor, es hora de que no tengamos miedo de decir que somos cristiano sabiendo que hay millones de jóvenes en nuestra situación, que han recorrido miles y miles de km para vivir una experiencia como la que nosotros hemos vivido.

La misericordia de Dios tiene un rostro siempre joven y es ahora cuando debemos llevarla a nuestro entorno, nuestros hogares, nuestros amigos…, porque un corazón misericordioso siempre sale al encuentro de los demás.

 

A veces pienso que soy afortunada de poder vivir esto, es un don, un regalo.

Y esta JMJ ha sido una gran oportunidad para renovar y fortalecer la confianza en Dios, para seguir adelante con más ganas y aprender de cada pasito que voy dando. Solo queda el recuerdo de estos días, no se repetirán pero en tus manos está el adaptarte otra vez a tu rutina y no olvidar lo vivido, si no ponerlo en práctica que no es poco.

Gracias.

Daniela Pintos
COM Madrid

Durante la última semana de Julio, un grupo de 30 jóvenes y hermanas del MCM España participamos en la JMJ en Cracovia.

Unos días antes de empezar, pasamos por Eslovaquia donde visitamos Bratislava y otros rincones bonitos de allí. Colaboramos y conocimos los voluntariados que realizan las hermanas. Un centro de Cáritas con acogida a transeúntes, un barrio gitano y un albergue.

Después viajamos a Polonia, donde pasaríamos el resto del viaje viviendo la JMJ. Al llegar empezamos participando en el encuentro de lengua hispanohablantes. Al acabar, fuimos al pueblo y parroquia donde nos acogerían el resto de días, Chrzanów.

Una nueva aventura estaba llegando, unas horitas y… ¿preparados? la aventura ha llegado!

13892304_1289136584444510_5728388902921103208_nEstación de tren, caminar y caminar, ver que por todas las calles pasaban peregrinos de otros muchos países. Llegamos a Cracovia y en parque Blonia participamos en la eucaristía de apertura. Más de 500 mil jóvenes allí reunidos y tan solo era el primer día. Parece que esto empieza de verdad y pensar “Déjate sorprender”. Segundo día en Cracovia y… recibimos al Papa Francisco y ¡nos saluda! Más tarde, como no, a hacernos presentes en el stand de la Familia Consolación del Centro Vocacional. Y para acabar bien el día, organizaron un Festival todas las parroquias de Chrzanów donde disfrutamos como niños bailando y aprendiendo algunas danzas cristianas polacas.

Volver a casa y, al día siguiente empezar con catequesis y Eucaristía de un cardenal uruguayo. Al principio con sueño pero poco a poco te ibas a dando cuenta que había que estar atento, escuchar, abrir los ojos, dejar atrás el cansancio y no perderte nada de lo que estaba sucediendo.

Otro día más en Cracovia y bienvenida al Papa Francisco. Cada día que pasaba, la ciudad se iba llenando cada vez más de gente. Llegaba la noche y aún había que volver. Trenes llenos de gente, como alfileres y con mucho calor dentro pero aun así, había energías para cantar y gritar, daba igual la hora, el cansancio, y el estar al lado de personas de otros países e idiomas, no había diferencias y te entendías con ellos de una manera o de otra, una sonrisa, una mirada, un saludo… Algo que no se ve todos los días. Disfrutar y vivir cada momento sea con quien sea, sea conocido o desconocido, daba igual, si el objetivo era el mismo.

Y otra mañana más de Catequesis y Eucaristía con un obispo español. Siempre es momento de amar hasta que duela, solo eso. Pasaban los días y, por fin llega el momento. Día de madrugar mucho, viajar, coger trenes, buses, caminar, calor, acompañados de mucha gente y, después de  varias horas llegamos al Campus Misericordiae donde vivimos la Vigilia y misa del Papa Francisco, últimos actos de la JMJ.

Buscar buen sitio y ver como al pasar el tiempo iba llegando más y más gente. Llega la noche y está ya todo lleno de gente, casi 2 millones de personas reunidas por una misma razón, encontrarse con Jesús. Sentir el silencio que se forma aun siendo taaanta gente, cosa que a veces no logras ni con 5 personas a tu lado. Pero ahí estabas, con la piel de gallina, sintiendo y saboreando cada palabra. Qué grande debe ser celebrar la fe entre tanta gente que vive lo mismo que tú con sus más y sus menos, cada uno con su vida y sus cosas. Y qué mejor que compartirlo con los demás.

A veces pienso que soy afortunada de poder vivir esto, de poder sentir que no estoy sola aunque a veces algunas cosas te den qué pensar y olvidarte un poco de Dios pero siempre hay algo, siempre hay una razón por la que te das cuenta que existe, que ahí está, a través de otras personas, de algún gesto que se recibe o un simple abrazo que le das a otra persona, una mirada intercambiada con otra. Es un don, un regalo.

danielaY esta JMJ ha sido una gran oportunidad para renovar y fortalecer la confianza en Dios, para seguir adelante con más ganas y aprender de cada pasito que voy dando. Mirar hacia delante y decir “puedo con esto y mucho más si voy de la mano del Señor” aun los bajones y caídas que tenga y seguir, seguir caminando, dar lo mejor de ti mismo en cada momento. No quedarte sentado en el ‘sofá’ como decía el Papa Francisco en la Vigilia de Oración y no confundir el significado de Felicidad. Hay que abrirse caminos, aunque a veces el miedo no nos deje seguir. Aprender a ser valiente, confiar, dejar huella y ser el protagonista de tu propia historia, nadie más lo hará por ti.

Y la aventura empieza aquí, después de haber vivido estos días tan intensos, que pasaban casi sin darnos cuenta pero ahí en nuestros corazones, se iba quedando la huella de cada instante, cada momento. Es el momento de compartirlo, de transmitir a los demás lo que llevamos dentro sin miedos, con la garantía de que Él está contigo y no te dejará aunque tú sí le olvides muchas veces.  Solo queda el recuerdo de estos días, no se repetirán pero en tus manos está el adaptarte otra vez a tu rutina y no olvidar lo vivido, si no ponerlo en práctica que no es poco. Gracias.

De norte a sur, de este a oeste, todos llegamos al mismo sitio por una razón; para vivir una experiencia nueva, para buscar una verdad, unas palabras que nos unieran e hicieran a este planeta algo más fácil desde el amor que nos han enseñado a todos los cristianos desde que éramos pequeños, el amor de Jesús.
Laura Casaus
Zaragoza

jmj_sel2-35«No quiero jóvenes «jubilados» antes de tiempo, quiero que se jueguen la vida por cosas grandes». Con una mínima frase tan fácil y a la vez tan compleja para cambiar a las personas hizo el Papa su llamado a todos los jóvenes en Cracovia (Polonia), a los cuales nos demostró que por una sola persona se podía mover el mundo entero. De norte a sur, de este a oeste, todos llegamos al mismo sitio por una razón; para vivir una experiencia nueva, para buscar una verdad, unas palabras que nos unieran e hicieran a este planeta algo más fácil desde el amor que nos han enseñado a todos los cristianos desde que éramos pequeños, el amor de Jesús.

Nada más llegar todo eran instantes de incertidumbre, de porqués sin resolver, de un «cómo» continuo, de tantos lolaura estaré haciendo bien o me estaré equivocando, pero a lo largo de los días, de ir conociendo un poco más a la gente que nos rodeaba, de situaciones de flaqueza aún teniendo apoyo, de tantas risas compartidas, palabras, silencios y mil momentos más inexplicables te vas dando cuenta que todo aquello que antes no veías o no querías ver se va volviendo nítido, que las respuestas de aquellos interrogantes se van descubriendo en el camino y en estas nuevas vivencias. Para mí eso es lo que me dio a entender el Papa, que la vida son pequeños y duros momentos pero que de ahí es de donde podemos llegar a sacar las mejores cosas y que cuando más solo te encuentres siempre vas a estar acompañado, solo hay que tener fe.

 

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Álbum de fotos completo JMJ Consolación:
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